En esa soledad

Cuando el alma, si es que existe,

te reclama
y estás a tres minutos de morir
y nadie, ni nada te acompaña
en esa soledad
que da un traspiés,
entonces,
te preguntas,
¿es verdad que estas solo?
o es que nadie se acuerda ya de ti.

                                               Nicolás

Solo si tu quieres.

No quiero ser tu esclavo
ni tu dueño,
no quiero ser lo ultimo que tengas.
No quiero que sepas lo que sé.
No quiero que me esperes en silencio,
ni quiero que me invites a tu edén.
Solo quiero,
si tu quieres,
escucharte,
y si hay tiempo,
vivir juntos,
otra vez.

¡Que me dejen en paz!

Cuando uno camina cabizbajo
arrastrando su pasado y su miseria
y un estúpido transeúnte de la vida
te saluda, con un tibio,
¡buenos días!
¿Que hacer?
Cuando una señora con reúma
te reclama tu sitio
en la consulta del dentista
y no puedes, ni siquiera,
cargar con tu agonía,
¿Que hacer?
Y cuando un joven imberbe,
que dice leer a Marcel Proust,
te intenta contar una milonga,
la pregunta no es
¿Que hacer?
La pregunta es
¿Por qué a mí?

                          Nicolás.

Te dejaré de amar.

 Un poema más...sin comentarios, sin citas, sin explicaciones del porqué de sus silencios.

Sólo cuando el viento sople a nuestra espalda
y la lluvia caiga seca y no nos moje.
Sólo cuando la luz sea oscura
y la noche nos deslumbre.
Sólo cuando la vida,
mi vida,
no sea vida.
Y sólo cuando la muerte,
mi muerte,
no sea algo que me afecte.
Entonces,
sólo entonces,
te dejaré de querer.

                                                                  Nicolás

Quiero contarte.

Este mi blog, tu blog ( si es que alguien pierde minutos de su tiempo leyendo estas lineas), está entrando en barrena y la razón no es otra que ya no hay más escritos sin publicar en la carpeta de "notas para nada" y Nicolás manda poemas con cuentagotas.

Toda esta historia de amor con mi adorada carpeta está comenzando a ser una historia de desamor, no me atrevo a concertar una cita con este poeta que me ha enbaucado durante meses y sospecho que él está empezando a jugar un poquito con mis sentimientos.

La Semana Santa ha pasado, la cita se anuló, y ¡por fin! en la bandeja de entrada de mi correo vuelve a leerse ¡NICOLÁS!.

Transcribo:

Quiero contarte mis secretos y no puedo

los tuyos me dan miedo

y los ignoro

los nuestros duermen el sueño de los justos

y el resto, 

es nada,

silencio,

tristeza,

espera...