Bienvenida

Bienvenidos a este mi primer blog, notas para nada, en el que únicamente tengo la intención de compartir una carpeta que encontré en el contenedor de papel para reciclar, y decia así -- notas para nada-- escrito con letra firme y subrayado notas para nada, contiene cartas, poemas, cuentos y relatos cortos fechados algunos hace más de treinta y cuatro años. Hay servilletas de bar con poemas, folios medio rotos, posavasos con anotaciones, hojas de cuaderno con relatos cortos, todo un descubrimiento. No sé si esto es legal ya que no soy la propietaria de estos escritos pero después de leerlos creo que todas las emociones y sentimientos volcados en estos papeles, no merecen ser destruidos.

lunes, 8 de octubre de 2012

Mon petite amour

Hoy quiero dedicar esta entrada al poema que a continuación os transcribo, es uno de los últimos de aún quedan en la carpeta, esta carpeta que se debería llamar "carpeta viajera" en lugar de "notas para nada", porque habrá pocos manuscritos sin editar que hayan sido tan traídos y llevados, los he fotografiado, los he leído y releído hasta casi poder recitarlos de memoria, me han acompañado en mis viajes, han dormido conmigo, e incluso han tomado algún café que otro a mi lado, e incluso he recreado el momento en que encontré la carpeta, en fin...
El poema de hoy es un poema que Nicolás según me contó en la última de las dos conversaciones que he mantenido con él, es un poema que escribió mirando a su hija mientras dormía, era un bebé, y se refiere a ella como su "princesa".







Lo escribió en 1980, y en el poema no utiliza metáforas, ni palabras usadas, como ya sabemos es un amante del tango porque lo menciona en otros poemas y en este hace un guiño utilizando alguna expresión argentina, el poema es de fácil lectura con un lenguaje coloquial, lleno de sentimiento y recuerdos de un vida pasada en la que ya intuía a su petite amour.



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Mon petite amour

Siempre estuve pensando en ti,
y ahora duermes sola,
de noche
y aburrida.
Sin pensar que un día
dormimos juntos, al alba.
Yo te estaba haciendo
a ti cada segundo,
cuando cantaba tangos en
la vieja taberna gallega
cuando lloraba en una acera,
cuando fuimos juntos
-¿recordás?-
a buscar hormigas
en la noche,
cuando bebía leche con David,
-mi amigo el alemán,
que daba sangre
para comprarse
un bocadillo-

Cuando tocaba la guitarra,
mi guitarra,
tu guitarra.
¿recordás, princesa?
Algún día, que más da, ¡tendré que explicarte tantas cosas!
Tú no podías ser la excepción,
de tantas mujeres que
he querido en la sombra,
porque eres hembra, hija,
carne, ojos,
-¡ah los ojos, esos ojos!-
Porque eres egoísta, y
yo orgulloso,
mi princesa, mi amor,
mi pequeño amor.

2 comentarios:

  1. Precioso, precioso el poema de Nicolás. Siguen intrigándome y gustándome estos trozos de relatos, de las vidas de esas personas. Y aún más que alguien se tome la molestia de compartirlos.
    Un saludo. Sigue así.

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  2. Gracias, me agrada que alguien pase por aquí y le gusten estos escritos que ya son como de la familia por el tiempo que les dedico.
    Un saludo

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