La boda de Jorge.

A continuación transcribo los últimos escritos que hay sobre Jorge, este personaje tan peculiar, hipocondríaco, enamorado del amor, irreverente y a la vez tan familiar. Creo que tiene algo de biográfico ya que en algunas frases de nuestro querido Nicolás se advierte algún que otro guiño con pronombres personales.

...Jorge encendió, un nuevo cigarro, arrojo el humo hacia el techo y salio del despacho.

Tres años mas tarde conseguirían la revisión de su caso y su readmisión en la Universidad. Pero para Jorge habían pasado tres largos años y las cosas jamás fueron igual que antes.

Jorge se casó a las 7 de la tarde. Llovía mucho. Era Mayo. Ella se presento en la iglesia con una corona de flores silvestres en la cabeza. Estaba preciosa. Jorge llevaba media hora esperando, como siempre, Jorge siempre esperaba en las citas. Legaba el primero. Quince minutos de seguridad y quince minutos que calculaba mal el desplazamiento, tenia complejo de andar muy despacio y en realidad galopaba. Alba estaba preciosa. Llego él en un viejo Bugatti negro, conducido par su tío Alberto. El tio mas liberal que tenia. Con sus cuarenta y cinco años, algo grueso, su traje de rayas, pero sin corbata, eso sí, tenia todo el aspecto de "capo" siciliano. Cuando bajo del vehículo, Jorge , metió con generosidad ambos pies en un charco. No se entero.

Abrió la botella de ginebra que llevaba con él y brindó:

¡¡SALUD!!

Allí estaban casi todos. En aquel descampado mojándose, en la puerta de aquella ignorada ermita que tenían que abrirse las puertas hacia fuera, pues de hacerlo hacia adentro tropezarían con los reclinatorios.

Estaban casi todos los que él quisiera que estuviesen. Pero algunos faltaban. Siempre falta alguien. Su amigo Carlos le regalo un disco de Bob Dylan. Un beso ¡Carlos esta aquí!. Y tú. Y tú. Jorge se vio envuelto en la espiral de besos, y tragos de ginebra y su madre, -¡Por favor Jorge, comportate!, y más besos, y su amiga la pequeñita que había venido en la Vespa desde lejos , sin carné, te quiero, os quiero. Y estaba empapado, Y seguía lloviendo. Y su tío Alberto: - toma Jorge enciende este puro-.

Alguien puso el cassette del coche, y sonaban las cuatro estaciones de Vivaldi, aquello era increíble.

Nunca pensé, Jorge que te casaras por la iglesia y con traje.
-¡vete a la mierda, folclórica de los cojones!-

A Jorge empezaba a dolerle el estomago, su estomago tan castigado. Bebió un trago de ginebra. Desde el punto y aparte anterior se supone paréntesis.

Seguimos,

-Venga Jorge, corre, ese es el coche en el que viene Alba.

Ya voy, ya voy, mamá.

Jorge tardó seis segundos y tres décimas en desplazarse desde donde estaba hasta abrir la puerta del coche -no sé que marca y no recuerdo el color- lo que si recordó fue "el día en que su padre le llevo a conocer el hielo", porque ¡que coño! él no tenia nada que envidiar a Aureliano Buendia, y aquella tarde que con un tirador -hecho con gomas de neumáticos- mató a una gallina, y se presento el dueño y salió mi padre, y -me extraña que mi hijo-, -¡ah coño! Es Vd, no lo había conocido, bueno no pasa nada. Y el conocido del padre de Jorge era guardia civil y mi padre ya sabes, -la última vez que sacas el tirador-, y Jorge recordó, a Obdulia que era la vecina maciza que se desnudaba los martes a las dos, y el día que manchó el abrigo de pintura verde, y cuando saco matricula de honor, y cuando se sorprendió con el pene erecto, y cuando su padre compró la tele, y el 4L blanco, cuando tocó la primera teta y paseó timidamente agarrado de la mano, temblandole las piernas, con ganas de mear, y de que lleguen las diez, y vamos para casa. Y al día siguiente, ¡que asco! ¡el primer asco! Todos ya habían tocado tetas.

Y Jorge, dio el último trago de su botella de ginebra y abrió la puerta del coche y salió Alba, preciosa, con su corona de flores silvestres, riendo, y Jorge piensa mientras se acerca, la beso, o no la beso, y la besa, está lo suficientemente ciego, para amarla en publico. Te quiero.
 A ella.
 Mi amor.
 Su amor.