Bienvenida

Bienvenidos a este mi primer blog, notas para nada, en el que únicamente tengo la intención de compartir una carpeta que encontré en el contenedor de papel para reciclar, y decia así -- notas para nada-- escrito con letra firme y subrayado notas para nada, contiene cartas, poemas, cuentos y relatos cortos fechados algunos hace más de treinta y cuatro años. Hay servilletas de bar con poemas, folios medio rotos, posavasos con anotaciones, hojas de cuaderno con relatos cortos, todo un descubrimiento. No sé si esto es legal ya que no soy la propietaria de estos escritos pero después de leerlos creo que todas las emociones y sentimientos volcados en estos papeles, no merecen ser destruidos.

sábado, 16 de junio de 2012

El cojo


Queriendo saber más sobre Justino Macias Maeso nuestro enigmático poeta he indagado sobre sus apellidos en varias páginas y Googleando he descubierto que en facebook hay una chica que responde al nombre de Jeanet Macías Maeso pero la página esta en indonesio y sospecho que es pura casualidad la coincidencia.  
Por lo que respecta a la procedencia y la abundancia de apellidos por provincia de residencia según el Instituto Nacional de Estadística he podido averiguar que con el Macías de primer lugar hay 34.710 personas y están bastante repartidas, Cádiz a la cabeza con 4.120 seguido por Sevilla con 3.745, Madrid, Málaga y Barcelona.
Y respecto al apellido Maeso me ha sorprendido que no es muy común ya que sólo 3.532 personas lo tienen las provincias en la que se encuentran son Madrid con 807, Barcelona con 260 seguidas de Ciudad Real Valencia y Valladolid. 
Como no quiero aburrir con datos, os comento las conclusiones a las que he llegado, el padre de Justino debió haber nacido en el sur, Málaga Sevilla o Cádiz y por el contrario la madre debe tener origen madrileño.



        Un hombre que camina 
        apoyado en su bastón
        y luce apenas barba,
        me mira.

        Tiene en la cuenca
        de sus ojos
        toda la miseria del mundo.

        y yo le quiero.

        Tiene hambre
        y pide
        cabizbajo y con vergüenza
        pan.

        Lleva escondido en su bolsillo
        una pistola,
        me mira.

        Se acerca, - ya está aquí -
        la ramera de la historia
        y fuma.

        - Deme fuego, por favor...-
        y frota contra sí
        las nalgas enfundadas
        en el panty rosa pálido.

        El cojo me mira.

        Otra vez.

        Y la lumia, vulpeja,
        matrona del mundo
        que siempre
        encuentras,
        se vuelve de espaldas y
        camina

        hasta siempre
        hasta nunca,
        esperándote,
        ¡como siempre!
        en una esquina.

        Y tú, que estás
        harto de
        las tapias,
        que te pasas media vida en
        los rincones,

        sonríes.

        El cojo ha disparado,
        borracho
        contra ti.

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