Solamente he trascrito dos cartas
de Sara Molina, y creo que es el momento de seguir descubriendo cómo esta mujer
fue capaz de escribir cartas tan llenas de amargura y desespero.
En sus anteriores cartas, habla
de soledad, desesperación pero hay algo que me ha encandilado y es que habla de
su incorporación al mundo de las drogas, creo que, es motivo más que suficiente
para toda la angustia y aflicción que expone en ellas.
La imagino una mujer joven,
culta, amante del arte y enamorada.
Sé que las cartas están dirigidas
a alguien de su entera confianza, que conoce su vida y que es alguien próximo
ya que, menciona a la persona que ama y que
el destinatario seguro conoce, aunque nunca revela su nombre.
Quiero sólo llegar a plasmar lo que tengo dentro.
No deseo fama ni dinero,
tan sólo pido limpiar mi mente y empezar de nuevo.
Otra vez, si, siempre es empezar.
Pero debo cortar con todo este mundo en el que me metí, por mí.
Un mundo al que odio a la vez que me gusta.
Creo haber llegado con él a las sensaciones que creí perdidas,
pero esto no es válido,
no es válido meterse en la mayor droga para notar colores,
no es válido para escribir las frases que salen de dentro por su efecto,
estoy anulada y este un refugio
¿ para cuánto tiempo ?
Debo volver a mi estado normal
no me sentiré útil hasta entonces.
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