Bienvenida

Bienvenidos a este mi primer blog, notas para nada, en el que únicamente tengo la intención de compartir una carpeta que encontré en el contenedor de papel para reciclar, y decia así -- notas para nada-- escrito con letra firme y subrayado notas para nada, contiene cartas, poemas, cuentos y relatos cortos fechados algunos hace más de treinta y cuatro años. Hay servilletas de bar con poemas, folios medio rotos, posavasos con anotaciones, hojas de cuaderno con relatos cortos, todo un descubrimiento. No sé si esto es legal ya que no soy la propietaria de estos escritos pero después de leerlos creo que todas las emociones y sentimientos volcados en estos papeles, no merecen ser destruidos.

martes, 17 de julio de 2012

Homo homini lupus

He reanudado las conversaciones con Eduardo y he de  mencionar que me está ayudando mucho con su testimonio.
Según él, el autor de los poemas no se llama Justino sino Nicolás , que es el que está en la fotografía con la corbata suelta, era un habitual del Blue, estudiante de alguna carrera técnica pero con vocación por las letras, siempre que estaba solo cuando aún no habían llegado sus colegas estaba escribiendo en servilletas, posavasos  y cualquier papel que llegara a sus manos, a veces dedicaba sus poemas otras los guardaba en el bolsillo de su vaquero. Me cuenta que tenía un verbo fácil, que le gustaba polemizar y que cuando se reunían todos, las conversaciones se podían prolongar horas y horas, los temas eran de lo mas variados, podían hablar de política, cine, música, literatura, de lo que por aquel tiempo se publicaba fuera de España y que por censura aquí no llegaba.

Me pregunto, si Justino y Nicolás son la misma persona ¿por qué cambia la caligrafía dependiendo si escribe relatos o poemas?
Transcribo otro relato de Gustavo.







Al levantarse Gustavo sintió una angustiosa náusea cósmica que le obligo a vomitar apoyado en un viejo olivo ibicenco que trajo en el pasado mes de Marzo, y recordó a Beckett y a Mercier y Camier, Malone y también recordó una tarde que estuvo en el cine viendo "El Extranjero " de Visconti con su adoravle amigo Agustin y no pudo aguantar más porque era V.O subtitulada y en italiano, y aquello era un coñazo y bien están los detalles subrrealistas, y adoraba a Camus, pero M. Mastroianni era muy periquito y no podría aguantar más y se salió, recordó aquello retorciéndose bajo el viejo sauce que -pese a lo que se espera- no era llorón sino todo lo contrario y lloró y lloró durante meses porque no podía más y no tenía fuerza y no podía revelarse y era una piltrafa y ya no le consolaban sus largar noches de concentrado alcohol, ni las turbias euforias que le produce la " máquina de la muerte "- invención de su amigo lejía, que se ponían ciegos de hachís y se revolcaban oyendo a Pink floyd, que estuvieron una noche localizando un grito de David Gilmour, y que lejía sí y Gustavo no, y que no estaba, ya no podía más, nada le aliviaba, ni sus coherentes razonamientos a Leticia que era su gran amor y no podía, porque quería todo tan limpio con ella y él era un depravado y ella conocía su mundo alucinógeno y quiso saber y él murió un poquito más. Sus riñones no le respondían y sentía la muerte más cercana que nunca, ahora con sus veintidós años, en la flor de la vida, siempre estudiando, con un brillante porvenir asegurado y sin embargo se moría en largas noches de embriaguez, a las que no podía sustraerse, "Homo homini lupus" pensaba y las mujeres también, se reía por su ocurrencia, pero pensó en su trasfondo, que todo era muy duro, que él era un liberal, que era mentira puta, que él era decimonónico y monógamo y era amante de su amor, de su amada, de su Leticia del alma, que no podía más, que le volvía loco, que ella se iba poco a poco y no podía retenerla y... (continuará)

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